Esta semana se ha celebrado el día internacional de las enfermedades raras, eligieron un día raro para su conmemoración, el 29 de Febrero. Me parece genial que hayan elegido esa fecha por que aunque es rara, existe, y cada cuatro años tenemos un 29 de Febrero en el calendario. De igual modo que aunque, raras o poco frecuentes, existen las denominadas enfermedades raras.
Hace tres años me dijeron que mi preciosa hijita June tenía una enfermedad rara, acaba de cumplir 4 y aún no sabemos cuál es, y todo apunta a que no lo sepamos, al menos a corto plazo. Pero no es mi intención ahondar en el impacto que nos causó todo aquello y el enorme trabajo personal que conlleva afrontar todo ese dolor.
Mi intención es detenerme por unos instantes en el concepto de “raro” y es que desde hace tres años voy descubriendo unas veces perpleja, otras contrariada, y otras tantas esbozando una sonrisa, que muchas cosas en mi vida pueden ser denominadas “raras”.
Os contaré tan sólo alguna de ellas:
Nací un 5 de Enero, no sé si es rara la fecha pero es cierto que es algo especial.
Mi padre se llamaba Tiburcio y mi madre se llama Delfina. No me diréis que no son raros los nombrecitos… recuerdo que de niña lo pasaba realmente mal cada vez que me preguntaban por sus nombres.
Cuando era pequeña mis padres se compraron un coche raro de narices! Un Ford fiesta de 2 colores. Era el único de 2 colores que había por la zona.
Soy coach personal, es cierto que cada vez se conoce más, pero hace 6 años cuando comencé en esto del coaching, me suponía un esfuerzo considerable explicar a qué me dedicaba.
Hace 13 años nos regalaron un perro precioso, a mi hermano no se le ocurrió otro nombre mejor que llamarle Pepinillo. El año pasado murió, 12 años más tarde de lo que se suponía, una vez el veterinaro nos dijo que tenía una enfermedad rara y que no duraría mucho. Qué grande mi Pepi!
Mi pareja y yo nos hemos separado, eso no es nada raro, pero si es raro o poco frecuente el tipo de relación que tenemos. A muchas personas les cuesta creer que estemos separados por la relación de amistad, respeto y cariño que mantenemos.
Y como colofón a todo lo raro que hay en mi vida, ahí está mi princesita June.
Una niña, sin duda, especial y maravillosa que me está llevando de su mano para que aprenda a vivir en paz y armonía con lo es imposible cambiar, y a apreciar la belleza, la inocencia, la alegría, y tantas y tantas cosas que hay dentro de lo “raro”.
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