domingo, 1 de junio de 2008
El Viaje continúa...mi visión del Coaching II
Mayo de 2007
Hoy se cumple el primer aniversario de mi primera toma de contacto con el Coaching, y como en todo aniversario que se precie, lo que toca es hacer una recapitulación y balance del camino recorrido y de los logros conseguidos, que no son pocos…
Releyendo las notas del cuaderno que utilizo para las sesiones que tengo con mi Coach-mentor, y de los e-mails intercambiados a lo largo de este tiempo, soy aún más consciente, si cabe, de los numerosos beneficios que el Coaching me ha aportado, no sólo a nivel personal, sino a nivel profesional.
En un artículo que escribí por aquel entonces decía: ” quiero ser Coach y dedicarme a esta profesión”… Pues bien, a punto de finalizar mi proceso de formación en Coaching, puedo decir que he logrado todos los objetivos que me marqué en aquel mes de Mayo de 2006: dispongo de un coqueto despacho, tengo mi, de momento, pequeña agenda de clientes, una tarjeta profesional y un tríptico informativo muy atractivos, …y muchos nuevos e ilusionantes proyectos en los que estoy embarcada.
Fruto de la claridad de ideas que he logrado acerca de lo que quiero y de lo que no quiero, de hacia dónde quiero ir, y de lo que realmente me motiva, se puede decir que ahora estoy en una nueva etapa dentro de mi proceso de crecimiento. Es como si me viera a mi misma ante una escalera; ahora estoy en el primer escalón con un pie que se dirige al segundo, pero hay muchos más… intuyo que tantos como yo quiera…
Esta nueva etapa en la que me encuentro es, quizá, algo más reflexiva que la anterior, que principalmente estaba enfocada a la acción, a la que, para mí misma, titulé la siembra. A esta la podría llamar Reflexiones profundas de una Coach.
En estos momentos me encuentro ante dos grandes retos: el primero es cómo mejorar día a día en mi labor profesional, siendo fiel a la esencia del Coaching respetando sus principios, y poder contribuir al 100% en el crecimiento de mis clientes, siendo su Coach, y solamente su Coach, sin caer en la tentación de convertirme en una asesora-consultora, que nada tiene que ver con la labor de un verdadero Coach.
Este hecho representa para mí un desafío importante, porque, si bien es cierto que el Coaching me fascinó hace un año, no es menos cierto que lo hace ahora aún con mayor intensidad que entonces, dado que he conocido la verdadera esencia del Coaching puro. En este sentido, comparto plenamente la visión de autores como Leonardo E. Ravier, quien denota en sus diversos artículos y en su libro “Arte y Ciencia del Coaching” su afán por identificar y defender la identidad del Coaching, diferenciándolo de otras disciplinas, herramientas, o profesiones.
Mi segundo gran reto, que en los últimos meses me tiene absorbida, es ser capaz de transmitir mi rotundo convencimiento de que el Coaching es muy beneficioso para las personas, y una gran oportunidad de autodesarrollo.
Sin embargo, descubro que muchas personas muestran gran resistencia a embarcarse en un proceso de Coaching. En este sentido, he podido comprobar que no soy la única que percibe estas reticencias, ya que en numerosos artículos que he leído, en charlas con otros Coaches, y en diversos foros en los que participo relacionados con el Coaching, aparece la misma cuestión: ¿qué podemos hacer los profesionales de este sector para promocionarlo, y para dar a conocer su verdadero valor?.
En mi opinión, la razón fundamental por la cual las personas se muestran reticentes en un primer momento a un proceso de Coaching es el miedo al cambio, es decir, miedo a salir de nuestra zona de confort, de modo que preferimos seguir en la inercia de no hacer nada, y esperar a ver qué pasa, pensando que nuestros deseos se harán realidad algún día como por arte de magia, o por el contrario asumiendo la postura más derrotista de “para qué hacer nada, si total no estoy tan mal….”.
En mi día a día, lamentablemente me encuentro con muchas actitudes de este tipo, actitudes que denotan una gran dificultad por asumir el control de nuestras propias vidas, es decir, responsabilizarnos de nuestra propia felicidad, y comprometernos con aquello que queremos lograr.
Recuerdo cuando mi Coach me preguntó: “¿Cuál es tu compromiso con tu objetivo de ser Coach?”. Yo estaba tan “verde” en estas cuestiones acerca del compromiso y la responsabilidad, que ni siquiera entendí la pregunta. “¿A qué te refieres?”, pregunté. Ella puntualizó: “¿Qué estás dispuesta a sacrificar para conseguir tu objetivo?”. No recuerdo qué respondí, pero sí recuerdo que pensé mucho sobre ello y me costó muchísimo contestar. Después ella añadió sabiamente: “Ahí está la clave para lograr tu objetivo o fracasar.”
Pienso que este extracto de conversación ilustra claramente ese vértigo que aparece en todos nosotros, no sólo ante lo nuevo y lo desconocido que todo cambio implica, aún por deseado que éste sea, sino ante la gran dificultad que tenemos de transformar nuestros deseos y expectativas en objetivos concretos, y comprometernos al 100% con ellos. El hecho de asumir este compromiso implica un esfuerzo a nivel personal importante, y en no pocas ocasiones, nos entran ganas de tirar la toalla ante la aparición en escena de algún gremlin (autosaboteador) caprichoso que quiere que nada cambie, que todo siga igual que siempre.
Como bien dice Juan Carlos Cubeiro en su magnífico libro “La sensación de fluidez”, “el cambio es una puerta que se abre desde dentro”, de manera que cada uno de nosotros ha de estar dispuesto a abrir su puerta, y permitir así que cosas nuevas o distintas entren en uno mismo.
La apertura de tus puertas interiores no es tarea fácil, pero el apoyo de un Coach que te brinde la oportunidad de abrir tu mente y tu alma, estoy segura de que lo conseguirás, y ya nada volverá a ser lo mismo…
Da la bienvenida al aire fresco de la felicidad que está a punto de entrar por tu ventana!.
Maite Villabeitia Urrutia
Coach
Psicóloga
mvillabeitia@hotmail.com
tel. 944014223 / 607355902
Mi visión del Coaching
No hace mucho tiempo, me encontraba charlando con una persona sobre la insatisfacción que sentía por no haber podido lograr en todos estos años que han transcurrido desde que me licencié en Psicología, un desarrollo profesional acorde a mis expectativas. Fue esta persona la que me habló del “Coaching” por primera vez, diciéndome que supondría una buena salida profesional dada mi formación. En aquel momento no le di importancia a esta recomendación, ya que si bien no sabía definir qué era el coaching, por aquel entonces sólo venían dos palabras a mi cabeza: deporte y empresa, así que lo desterré totalmente por que eran dos mundos que poco tenían que ver conmigo.
Meses más tarde, llevada por mi continuo afán de encontrar algo que permitiese reciclarme, y así poder iniciar mi tan ansiado desarrollo profesional, recordé aquella conversación sentada delante de mi ordenador, y tecleé en mi adorado google la palabra “COACHING”.
Ante mi aparecieron frases como: “camino hacia el autodesarrollo”, “conseguir lo mejor de uno mismo para llevar una vida más satisfactoria”, “arte de mejorar la vida”, “liberar el potencial de las personas para incrementar su desempeño”, “aprender a gestionar los cambios”….Todo lo que iba leyendo me iba entusiasmando cada vez más y pensé: “¿quién no quiere esto para sí mismo?”. Todo el mundo en mayor o menor medida tiene algún sueño por cumplir, una meta que alcanzar.
Así mismo, me impresionó la enorme cantidad de campos en los que el coaching aporta sus beneficios: desde personas insatisfechas con algún aspecto de su vida ( trabajo, pareja, hijos, etc.), personas que desean apostar más fuerte y esperan algo más para sí mismas, jóvenes desorientados, personas que atraviesan crisis personales como divorcios, jubilaciones, situaciones de infelicidad no manifiesta pero real,…, aquellos que tienen que enfrentarse a situaciones difíciles, como entrevistas, exámenes, presentaciones en público,…., personas que se sienten estancadas en sus vidas, hasta directivos de empresas que desean mejorar el rendimiento de sus equipos…, en fin, el abanico es muy abierto.
Así fue cómo, tras una ardua labor de investigación, contacté con una coach. Gracias a ella estoy escribiendo este artículo. Nunca olvidaré aquel encuentro… me hizo sentir que el coaching era para mí, y aunque no fue una sesión de “coaching” como tal, salí con un propósito muy claro: inscribirme en el curso “Principios del coaching” (de Olacoach).
Fue todo un descubrimiento para mí, ya que hasta entonces había leído varios libros sobre coaching en los que explicaban las técnicas, herramientas y cualidades que un buen coach debe poseer, pero algo me faltaba. No llegaba a entender completamente cómo se producían esos cambios en las personas que describían los textos que llegaron a mis manos, cómo sus sueños se hacían realidad, y cómo lograban alcanzar metas que en un principio resultaban inalcanzables.
Yo soy bastante escéptica para muchas cosas, y he de confesar que por momentos me parecía “humo” todo lo que leía.
Así fue como en el transcurso del curso varios conceptos me dieron la clave. No fueron grandes revelaciones, sino mensajes llenos de grandes dosis de sentido común, como que en lugar de centrarnos en el problema, técnica habitual en los procesos de Psicoterapia que yo conocía, en el coaching se lleva a cabo un encuadre enfocado a los resultados, donde lo importante son las acciones que llevamos a cabo para conseguir lo que queremos.
De esta manera, se destaca la diferencia entre hablar de expectativas (“me gustaría que”…, “espero…”, “deseo…”), y hablar de objetivos (“quiero…”, “puedo…”, “voy a…”), buscando en todo momento priorizar éstos sobre aquellas. Esta es la clave para pasar de un deseo, que no es más que algo que está en nuestra mente, pero cuyo logro es una responsabilidad que no nos atribuimos de manera plena, frente a realizar acciones concretas y plantearlo en términos de “Yo quiero…y lo voy a hacer…”, para lo que me comprometo con la ayuda de un coach.
Después tuvo lugar mi segundo encuentro con mi coach, lo que representó mi primera “sesión de coaching”. Descubrí que tan pronto sentía impotencia, al no lograr encontrar dentro de mí la respuesta “adecuada” ante las preguntas que la coach me planteaba, como desorientación, al no estar acostumbrada a esa situación en la que se pedía tanto de mí. O de pronto sentía un enorme entusiasmo y una gran ilusión al comprobar cómo yo era la protagonista absoluta de mi aventura.
Me llamó poderosamente la atención la confianza que mi coach tuvo en mis habilidades para comenzar a trabajar desde el primer momento, y tengo la profunda convicción de que es esa confianza la que me permite avanzar, ya que pienso: “si esta persona confía plenamente en mis capacidades, ¡será por tanto que las tengo!”. Es de esta manera cómo percibo que mi autoconfianza es cada día un poquito más grande. Es la que me anima a avanzar, y la que me permitirá impregnarme de la filosofía del coaching, incorporándola en todos los ámbitos de mi vida.
Si alguien me preguntara qué es para mi el coaching, le respondería que es una filosofía y una actitud ante la vida, donde prima la “acción” frente al “deseo”, donde primero tienes que cambiar tu esquema mental, salir de tu “zona de confort” como dicen los formadores de Olacoach, para colocarte en un lugar nuevo que te permita aprender. Este resulta en principio un lugar un poco incómodo, ya que no estamos acostumbrados a manejarnos en un nivel en el que todo depende de ti, no hay nada que sea correcto o incorrecto, mas que aquello que lo sea para ti. El coach no aparece como un experto que te va a decir lo que tienes que hacer, ni va a opinar sobre tus acciones aunque a veces lo desearías con toda tu alma, sino que mediante sus “preguntas poderosas” exprimes al máximo tu cerebro para encontrar dentro de ti la respuesta. Es algo que requiere bastante esfuerzo por parte de cada uno, por lo que es fundamental dejar atrás las conductas pasivas, y en su lugar adoptar una actitud proactiva. Pero sobre todo y como punto de partida fundamental, querer hacerlo.
En definitiva, vivo el coaching como una oportunidad de desarrollo tanto personal como profesional. Actualmente compagino mi formación en coaching, a través del programa Avanzado de Formación de Coach de Olacoach que tendrá lugar en Octubre, con sesiones personales de coaching.
Para mí estas sesiones son como un faro que me va guiando en este proyecto en el que me he embarcado, y en el que tengo definida mi meta. Quiero ser coach y dedicarme a esta profesión. He abierto al máximo mi mente y mi corazón para sacar lo mejor de mí, y poder así atravesar este bello camino. Ahora sólo tengo que dar los pasos que me vaya marcando para conseguir mi propósito. Yo estoy dispuesta a recorrer este camino,… ¿y tú?
Maite Villabeitia Urrutia
mvillabeitia@hotmail.com
tel.607355902
Coaching para vivir mejor
Maite Villabeitia nació en Bilbao, un 5 de enero de 1971, y por su manera de ser y su intención de ayudar a los demás, orientó su formación hacia el campo de la Psicología, ejerciendo de Psicóloga y Psicoterapeuta grupal. En sus inicios, su carrera profesional estuvo enfocada principalmente en el ámbito de la Clínica, trabajando tanto con adultos como con adolescentes. Amplió su campo, después, aterrizando en la Psicología Educativa, tratando con niños y adolescentes con fuertes dificultades a nivel escolar y personal.
Maite sabía que su trabajo ayudaba a los demás, pero no tanto como a ella le gustaría poder ayudar, a un nivel profundo, sólido, y a la vez didáctico, aprender divirtiéndose y aprender a conseguir objetivos, algo más PRÁCTICO. Y buscando a nivel formativo fue como llegó al COACHING. Le fascinó su esencia, su mensaje y, sobre todo, sus resultados. Experimentó sus beneficios iniciando su propio proceso de COACHING primero y después se formó como COACH PROFESIONAL.
Le gustaría gritar al mundo que hay una manera sencilla de hacer las cosas y que los objetivos que nos proponemos los podemos lograr SI SABEMOS CÓMO. Y ella sabe cómo. Es por eso que ejerce como COACH PERSONAL en su despacho profesional de Bilbao, viendo cómo SUS CLIENTES, SE CONVIERTEN EN LA MEJOR VERSIÓN DE SI MISMOS y se quedan fascinados al ver cómo CONSIGUEN aquello que en un principio les resultaba tan lejano.
-El Bolsín: Maite, es posible que algunas personas hayan oído hablar de COACHING, pero no sepan exactamente lo que es.
-El Bolsín: Puedes explicarnos qué BENEFICIOS obtenemos cuando recurrimos al COACHING, Maite?
-M. Villabeitia: Los beneficios son muchos e inmediatos. Es una diferencia importante con la Psicología. Se trabaja CONSTRUYENDO y no repasando lo destruido. Por eso se obtienen RESULTADOS rápidos. El cliente siente desde el primer momento cómo es capaz de transformar su vida. Como Coach ante todo, le guío a través de preguntas, la respuesta correcta para el cliente, la tiene el cliente. Te puedo nombrar algunos beneficios como:
* Identificar y clarificar qué es lo que deseas.
* Crear y desarrollar estrategias para conseguir tus objetivos.
* Descubrir y potenciar recursos propios.
* Romper nuestro techo de cristal interno, vencer autolimitaciones.
* Autoconfianza y autosuficiencia
Ante todo conviene recordar que EL BENEFICIO MÁS IMPORTANTE para ti, es el que deseas y por el que te vas a COMPROMETER para lograrlo. Pues el Coaching es un trabajo personal, no un milagro, y requiere de esfuerzo. Lo positivo? Los resultados están garantizados.
-El Bolsín: Puedes explicarnos un poco más, Maite, en qué consiste una sesión de Coaching?
Al final de cada sesión el cliente se compromete a realizar una serie de tareas y llegar a la siguiente con los “deberes” hechos.
-El Bolsín: Imagínate, Maite, he oído hablar del Coaching y con la publicación de esta entrevista me llama poderosamente la atención y decido llamarte para iniciar sesiones de Coaching. ¿Qué debo considerarme PACIENTE O CLIENTE?
-M. Villabeitia: El Coaching y la Psicoterapia son dos campos muy distintos. En Psicoterapia se trabaja con pacientes que sufren algún tipo de psicopatología. Un Coach trabaja con CLIENTES que no son necesariamente gente con problemas, sino que se plantean objetivos para lograr una EVOLUCIÓN PERSONAL Y PROFESIONAL.
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