En Coaching nos referimos con esta acepción a ese saboteador interno que todos llevamos dentro, y que tiene la gentileza de aparecer en escena precisamente en el momento en el que más valor necesitamos para asumir riesgos y poder así generar un cambio en nuestras vidas.
Seguro que ya sabéis de lo que estoy hablando. Es esa voz maestra y prudente en exceso que nos recuerda todo lo que podemos perder, lo mal que nos salió en otras ocasiones en las que nos propusimos un objetivo, cumplir un sueño, o realizar un cambio en nuestra vida. También le gusta advertirnos del grave peligro que correremos si lo hacemos, o bien se pone en plan agorero y nos garantiza un rotundo fracaso.
Y es que nuestros queridos gremlins son alérgicos al cambio. Su misión es protegernos manteniendo las cosas tal y como están. Les encanta ese rezo que dice: “Virgencita, virgencita que me quede como estoy”. También les entusiasma el odioso refran “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
Cuanto más escuchemos a nuestro gremlin particular, le estaremos dando más poder y más fuerza para conseguir su objetivo, de forma que cada vez nos alejaremos más de lo que en realidad queremos. Los gremlins aparecen en las sesiones de Coaching una y otra vez, son los responsables de que la persona abandone, se desmotive, todo le parezca difícil.
En estos momentos ha aparecido en mi vida “Pruden” (diminutivo cariñoso de “Prudencia”). Hacía tiempo que no me visitaba, y es que he decidido alquilar un precioso y caro nuevo despacho con vistas en pleno corazón de Bilbao, muy cerca de su afamada Gran Vía..
De tal forma que Pruden no descansa. En cuanto me relajo un poco aparece su fastidiosa voz para decirme que estoy loca, que a quién se le ocurre en época de crisis ponerme a alquilar un nuevo despacho, con lo bien que estoy en el que tengo ahora, que me va a ir mal...y un millón de perlas de este tipo .
Así pues aprovecho este post para hacer con mi gremlin “Pruden” el trabajo que realizo con mis clientes en las sesiones de Coaching, cuando el saboteador entra en escena, dedicándole las siguientes palabras:
Querida Pruden,
te he escuchado, agradezco tu sentido de la prudencia (nunca mejor dicho) y tu preocupación por mí, sé que me quieres cuidar y proteger de todos los peligros que me acechan, lo tengo en cuenta pero….
HE ALQUILADO UN PRECIOSO Y CARO DESPACHO CON VISTAS, y como fruto de mi ilusión, valía, trabajo y constante dedicación, obtendré un mayor éxito incluso que el obtenido hasta ahora.
Un saludo,
Maite
PD: Espero que os sirva para hacer lo mismo con vuestros sueños.
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